Noviembre 2023
En una sociedad como la nuestra, con una esperanza de vida cada vez mayor y una edad adulta muy activa, tanto física como mentalmente, la lucha contra los prejuicios derivados de la vejez y la discriminación por edad, ambos factores relevantes del edadismo, es cada día más, una necesidad.
¿Qué es el edadismo?
El edadismo es el término que se refiere a la discriminación basada en la edad, el estereotipo que otorga a todas las personas de determinada edad características, preocupaciones y necesidades similares, sin distinguir las circunstancias específicas de cada una. Al igual que el racismo o el sexismo, el edadismo es una forma de prejuicio que puede tener graves consecuencias para la salud y el bienestar de las personas.
En la sociedad actual, el edadismo se manifiesta de muchas formas distintas, aunque todas ellas tienen en común la exclusión e invisibilización de las personas mayores, desde actitudes condescendientes e infantilizadoras hasta rechazo social y laboral. En el contexto de las personas mayores, el edadismo puede llevar a la marginación, la falta de oportunidades, una disminución en la calidad de vida e, incluso, un acortamiento de hasta 7,5 años en la esperanza de vida de las personas que lo sufren.
Consecuencias del edadismo
Las consecuencias del edadismo pueden ser devastadoras tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto. Cuando se discrimina a las personas debido a su edad, se les niegan oportunidades, se les excluye de la vida social y laboral y se les estigmatiza. Esto puede llevar a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, así como a una disminución de la autoestima y la autoeficacia.
Además, la infantilización de las personas mayores puede tener impacto negativo en su salud: el último informe sobre edadismo de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España pone de manifiesto que una de cada cuatro personas mayores han acudido a consulta médica y han recibido como respuesta que su malestar se debe a “cosas de la edad”, sin recibir una explicación adecuada del origen del mismo.
Por otro lado, el edadismo puede conllevar un impacto económico significativo: la discriminación laboral basada en la edad puede conducir a la pérdida de empleo y a la jubilación forzada, lo que a su vez resultará en una disminución de los ingresos y la seguridad financiera en la vejez.
La magnitud del problema
El envejecimiento de la población es una tendencia demográfica global. En España, como en muchos otros países, la proporción de personas mayores de 65 años está aumentando. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se espera que en 2050, aproximadamente el 37% de la población española sea mayor de 65 años.
Este envejecimiento de la población plantea desafíos significativos en términos de salud, cuidado y participación social. Además, con el aumento de la esperanza de vida, es fundamental abordar el edadismo y promover la inclusión y el respeto hacia las personas mayores.
Por ejemplo, en el ámbito laboral es cada vez más común que en una misma empresa convivan varias generaciones de trabajadores, cada una de las cuales tiene su propia forma de trabajar, así como distintos tipos de conocimientos y diferentes problemas e intereses, lo que, lejos de ser un problema, se convierte en una oportunidad para que esta diversidad enriquezca a todo el equipo y favorezca nuevas dinámicas de trabajo. No obstante, la gestión del talento senior es aún un desafío para muchas empresas, que no terminan de saber encajar esta tendencia.
Pero la discriminación no solo ocurre en el ámbito laboral: en el ámbito social, aún sigue siendo muy común dirigirse directamente al acompañante cuando el sujeto de la gestión (cita médica, trámite bancario, etc.) es una persona mayor, lo que contribuye a su invisibilización y afecta enormemente a la autoestima de la persona.
Otro de los síntomas graves de edadismo que se da con mucha frecuencia en España es la obligatoriedad de hacerse cargo de los nietos mientras los padres trabajan, llegando a provocar lo que se ha dado en llamar “síndrome del abuelo quemado” y que, por un lado, aprecia las capacidades de las personas mayores para hacerse cargo de sus nietos, pero obvia sus propios intereses y gestión de su tiempo libre, que pasa a estar ocupado por sus nuevas obligaciones familiares.
La brecha generacional y la tecnología
Una de las áreas donde el edadismo es especialmente evidente es en la brecha generacional en el uso de la tecnología. Las personas mayores a menudo se sienten excluidas o intimidadas por las nuevas tecnologías, lo que puede limitar su acceso a servicios necesarios, como gestión de citas médicas y trámites bancarios, así como a oportunidades de ocio.
Es fundamental reconocer que las mayores pueden aprender y beneficiarse de la tecnología y es responsabilidad de toda la sociedad facilitar este proceso. Ofrecer programas de capacitación en tecnología y diseñar interfaces de usuario más amigables para todas las edades son pasos importantes para reducir la brecha tecnológica.
Iniciativas como Bleta, la tablet diseñada para personas mayores con competencias digitales básicas, puede ser un primer paso para mejorar su confianza en sí mismas en este aspecto y permitir que, cada día, vayan dando pasitos en dirección al aumento de sus competencias digitales, que les permita disfrutar de los avances digitales sin quedarse atrás respecto al resto de la sociedad.
¿Cómo combatir el edadismo en España?
Combatir el edadismo es un desafío que requiere la participación de toda la sociedad. Aquí hay algunas medidas que pueden ayudar a abordar este problema en España:
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- Educación y concienciación: promover la educación sobre el edadismo y sus consecuencias, tanto en escuelas como en la comunidad en general. La concienciación es el primer paso para combatir este prejuicio.
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- Legislación antidiscriminación: implementar y reforzar leyes que prohíban la discriminación por edad en el empleo, la vivienda y otros aspectos de la vida cotidiana, con una perspectiva integral, semejante a la lograda con la Ley Integral contra la Violencia de Género.
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- Promoción de la inclusión: fomentar la participación activa de las personas mayores en la sociedad, ya sea a través de actividades recreativas, voluntariado o empleo.
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- Fomentar la capacitación en tecnología: ofrecer programas de capacitación en tecnología adaptados a las necesidades concretas de las personas mayores para cerrar la brecha digital.
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- Promoción de una representación positiva: fomentar una representación positiva de las personas mayores en los medios de comunicación y la cultura popular, desafiando los estereotipos negativos.